Durante el preescolar, los niños comienzan a conocer las distintas propiedades que tienen los objetos como: color, tamaño, peso, temperatura y la forma en que reaccionan con otras sustancias. Todas estas medidas se pueden medir con reglas, balanzas y termómetros.

Es importante que los niños comiencen a trabajar con estas propiedades para conocer mejor el mundo que les rodea, puedan nombrar las cosas, describir de qué están hechos los objetos y examinar, experimentar y reflexionar sobre ellos. 

 Como primera actividad a sugerir, está el planear excursiones -tanto fuera como dentro de la escuela- en las que los pequeños busquen colores, formas y tamaños diferentes. Pueden detenerse a medir los objetos que le interesen a los niños (ayudándose de cintas, sus manos y pies, clavijas, etc.), se puede pedir que los niños describan su altura, ancho y profundidad; así también, se enseña a los niños nuevo vocabulario como alto, delgado, ancho, estrecho, lustroso, bajo, brillante o diminuto. Es importante que los niños interactúen con los objetos, para que así, conozcan sus texturas.

Dentro de esta misma actividad, se puede pedir que los niños usen lupas para ver en realidad por qué las superficies son diferentes. Se pueden tomar piezas de papel periódico y crayolas para raspar las texturas que encuentren. Una vez que regresen al aula, los niños podrán hablar de las texturas que encontraron y observar semejanzas y diferencias entre ellas. 

Los niños de cinco años pueden clasificar las texturas cómo ásperas o suaves. Complementando lo anterior, los pequeños pueden cortar diferentes formas que las texturas que marcaron para así clasificarlas en categorías (áspero o suave). 

Los niños empiezan a entender que el mundo está compuesto de muchas cosas, comienzan a preguntarse "¿De qué está hecho?", por lo que pueden comenzar a conocer y categorizar los materiales de construcción de su casa. Se puede pedir que los niños investiguen de qué está hecho un envase de leche, o que mire sus juguetes y preguntar ¿de qué están hechos?

Finalmente, para conocer los diferentes estados de la materia (sólido, líquido y gaseoso), la cocina puede ser de mucha ayuda porque les permite observar, registrar y reflexionar sobre los cambios. Por ejemplo: separe las claras de las yemas de unos huevos, agregue una pizca de sal y bátalas con un batidor; por turnos, se les puede preguntar a los niños que observan, cómo cambian las claras de huevo y por qué. Cuando la mezcla espese , agregue un poco de azúcar y mezcle de nuevo y hornee a 200 grados. Haga que los niños elaboren dibujos de lo que observaron. También se puede pedir que piensen acerca de la forma en que el movimiento y el calor cambiaron las claras.

Referencia:

Seefeldt, C. & Wasik, B. Preescolar: Los pequeños van a la escuela. Biblioteca para la actualización del maestro